Este cambio en el tratamiento verbal a las personas que logra encontrar después de tanto tiempo marca la intención del director de hacer visible al equipo técnico que lo acompañaba en la grabación. En consecuencia, la ilusión que hay detrás de la realización del documental desaparece, haciendo consciente al espectador y al sujeto grabado de encontrarse ante el espectáculo del cine, siguiendo la perspectiva del cinema verité de Jean Rouch. Coutinho recibió de este realizador francés uno de los preceptos más importantes de su abordaje al documental: la imposibilidad de filmar objetivamente la realidad, ya que la presencia de la cámara modifica lo que se filma. No se graba la realidad tal y como es, sino tal y como la provoca la cámara. Lo vemos en personajes como el padre de Elizabeth, quien es reacio a ser grabado; en los familiares que acompañan a Elizabeth en el relato de su historia, que reprimen el llanto o se conmueven falsamente de lo que ha vivido; o en la misma Elizabeth, quien inicialmente se muestra tímida y reprimida ante la cámara y al final lanza un discurso ideológico vigoroso, en una representación actoral de sí misma, un papel propio y auténtico de quien es y cómo quiere ser mostrada finalmente ante la cámara.
tardes de cine
martes, 14 de mayo de 2024
Cabra marcado para morrer: el acto compartido de la creación audiovisual por Anderson Zuluoga
jueves, 18 de abril de 2024
El otro Delirio, análisis de la película: "Nise, el corazón de la locura" por Thomas Bathory
Nota: he dicho que en la película la pintura es un milagro. No lo menciono en términos religiosos sino en el sentido del cambio a partir de la experiencia artística. La pintura como las demás artes, creo yo, pertenecen a un campo de indefinición. El arte es intuitivo, no tiene una lógica, de ahí que uno de los cuadros de Fernando de Goya y Lucientes se titule: los sueños de la razón producen monstruos. Pensé en ese cuadro mientras vi la película. Pensé en Van Gogh (por obvias razones)…en Magritte cuando nos dijo: esto no es una pipa.
viernes, 12 de abril de 2024
El pagador de promesas o el Jesucristo del subdesarrollo por Guillermo Chavez
"O Pagador de Promessas", dirigida por Anselmo Duarte, se alzó con la codiciada Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1962, cautivando a críticos y audiencias por igual con su poderosa narrativa. La película, basada en la obra homónima de Dias Gomes, sigue la historia de un hombre humilde que lucha por cumplir una promesa religiosa, enfrentando la intolerancia y la rigidez de las autoridades eclesiásticas de la época. Sin lugar a duda, la competencia fue reñida, ya que ese mismo año participaron películas como "Jules et Jim" de François Truffaut, "L'Eclisse" de Michelangelo Antonioni, "The Man Who Shot Liberty Valance" de John Ford y "Vivre Sa Vie" de Jean-Luc Godard, entre otras. Esta victoria estableció un estándar tremendo en el cine brasileño de la época y atrajo la atención mundial hacia su cinematografía, tanto que la película fue nominada a los premios Oscar del mismo año. Sin embargo, no todos en Brasil recibieron la película con el mismo entusiasmo; Glauber Rocha y otros miembros del Cinema Novo la despreciaron, principalmente por su adhesión al canon clásico estadounidense, pero claro, Rocha tenía su propia lucha desde lo disruptivo, era otra cruz y las vanguardias cinematográficas buscaban otras maneras de hacer cine. Anselmo Duarte, sin embargo, no se sumó a esta estrategia, con el dinero que ganó en su largometraje Absolutamente certo 1957 se fue a Europa para absorber de la nueva ola francesa y el neorrealismo italiano. Tras ver como Fellini recibía el premio por La Dolce Vita, se sintió convencido de que podía llevarse la Palma de Oro y volvió a su tierra a convencer a todos de ello.
Pero si de algo es culpable Anselmo Duarte es de practicar antropofagia fílmica, pues se devoró todas estas cinematografías por completo, no se puso a luchar contra ellas, se abasteció, las asimiló y se nutrió de cada una, para poder contar una historia local y original, alcanzando un nivel estético excepcional, mostró al mundo un Jesucristo del subdesarrollo, Anselmo pretendió hacer una obra a la cual no le tuviese que envidiar nada de otras cinematografías y lo consiguió, llevo una película brasilera donde ninguna otra ha llegado, dotada de planos perfectamente diagramados, una gran destreza técnica, coherencia visual, curvas dramáticas eficientes, actuaciones veraces, ritmo y belleza.
Podemos encontrar en ella, como en muchas obras maestras, referencias y guiños a otras películas, la más evidente es tal vez el escenario escogido para rodar el 90 % del relato, Las escaleras frente a la iglesia, pariente visual y narrativa inequívoca, de la icónica secuencia de las escalera de Odessa de la película El acorazado Potemkin de Sergei Eisenstein, del cual sin lugar a dudas Duarte debió ser gran admirador.
viernes, 5 de abril de 2024
Estación central, una road movie que no logra alejarse de los lugares comunes por Anderson Zuluaga
La carretera puede aparecer en cualquier película, pero no en todas es la pieza estructural de la historia, ni la analogía del cambio y encuentro de los personajes consigo mismos. En "Estación Central o Central do Brasil", inicialmente, el camino es de hierro, el de la estación de ferrocarril que sirve como punto de partida para emprender el viaje de búsqueda del padre de Josué, un niño que queda desamparado después de que su madre muere arrollada por un bus. Josué es acompañado en su travesía por Dora, una profesora retirada dedicada a escribir cartas dentro de la estación. Para el director Walter Salles, el género tiene un interés especial; escribe el artículo "Apuntes para una Teoría sobre la Road Movie", donde aborda algunas características globales que también se presentarán en la cinta. Además de ser el realizador de "Diarios de Motocicleta" (2004) y "On the Road" (2011), películas que se insertan en esta forma narrativa.
Fernanda Montenegro interpretando a Dora |
La película comienza en la estación de Río de Janeiro, con todo su movimiento y bullicio, donde los rostros de personas humildes y reales van contando sus historias a Dora (interpretada por Fernanda Montenegro), en una escena documental bellamente contada. Sin embargo, el buen momento inicial se diluye gradualmente en parámetros del cine más comercial y masivo. Comienza a presentar argumentos poco creíbles, como el asesinato del ladrón en plena vía férrea, y la muerte dramática de la madre de Josué resulta muy predecible. El final, al amanecer, mientras Josué corre buscando a Dora y ambos lloran, parece buscar conmover demasiado al espectador. El director tiene una historia llena de acontecimientos llamativos y conoce las normas del género, pero parece dejar de lado una exploración más profunda de esos contenidos, utilizando en su lugar estrategias de gustos más masivos, convirtiendo la película en algo más mainstream, quizás como una estrategia de visibilidad para festivales de cine que, como sabemos, establecen nombres en ambientes culturales y desarrollan carreras. En cualquier caso, son decisiones que repercuten directamente en el estilo de la película.
En las road movies, el
viaje y el movimiento han sido metáforas del contexto social en el que se
encuentran los personajes. En "Estación Central", estas
características reflejan problemáticas sociales como el abandono parental, la
precariedad laboral, los altos índices de analfabetismo y las historias de
desplazamientos internos, coyunturas que no solo son de Brasil, sino que
comparten otros países de la región. Las complejas realidades de los países
latinoamericanos encuentran en las películas de carretera un género importante
para las denuncias sociales, siempre y cuando no se utilice su narrativa con
manipulaciones de impacto, ni patrioterismos desmesurados, como ocurre en
algunas películas más vistas en nuestra cinematografía, que equiparan el viaje
introspectivo con el simple paseo turístico.
jueves, 21 de marzo de 2024
Una pastelería en Tokio: el ritual sosegado de preparar frijoles por Anderson Zuluaga
Una pastelería en Tokio (あん, An) 2015 |
Para quienes habitamos en el mundo occidental, el ritmo de vida de las personas orientales nos resulta ajeno. Sus formas de relacionarse, sus gastronomías y sus costumbres reflejan una identidad cultural mayormente desconocida para nosotros. Disciplinas espirituales como el budismo o el sintoísmo configuran una visión panteísta del mundo, donde todo forma parte de un todo que nos conecta con todas las formas orgánicas de la vida. Esta es la perspectiva que adopta Tokue, uno de los tres personajes principales de la película. Una anciana que concibe al frijol como un ser que crece y madura gracias a las fuerzas naturales que lo moldean, permitiéndole ser cosechado, transportado y distribuido antes de llegar a la olla para su cocción. Este proceso se convierte en un acto ceremonial, un rito de honor que confiere a la narración su aspecto más poético y místico.
Naomi Kawase nos cuenta esta historia con una mirada documentalista, género con el que inició su carrera en la creación audiovisual y que ha mantenido en sus largometrajes de ficción. En esta película en particular, evita el uso de movimientos de cámara bruscos o cortes rápidos de planos, así como giros narrativos o grandes sobresaltos emocionales. En su lugar, opta por un tratamiento argumental delicado y sereno, permitiendo que nos ajustemos al ritmo parsimonioso de la historia.
Tokue (interpretada por Kirin Kiki) |
El cine tiene un gran poder para transmitir estímulos, y Kawase aprovecha hábilmente la sinestesia, que es la capacidad de un sentido para producir una sensación corporal en otro. Nos muestra el proceso meticuloso de preparación de los dorayakis (un dulce popular japonés) y nos sumerge en la experiencia a través de la pantalla. Por ejemplo, al cocinar el anko (pasta dulce de frijoles), la directora nos presenta un primer plano de la olla burbujeante y humeante, evocando directamente el olor a través de la imagen. Esta sugestión visual nos permite percibir los aromas y sabores, despertando el deseo de probar lo que se ve en la pantalla.
El dorayaki es un tipo de dulce japonés que consiste en dos bizcochos de forma redonda relleno de anko, que es una pasta de frijoles |
Los dorayakis son el eje central de la historia, ya que en su elaboración una mujer de 76 años encuentra dignidad en un trabajo artesanal que le permite servir y ser útil. Además, son el motor de las relaciones que se establecen entre los personajes. Sin embargo, el único punto débil de la película radica en el tratamiento del personaje de Wakana (la joven estudiante), quien parece ser un comodín en la trama, siempre presente para enlazar la historia de Sentaro y la historia de Tokue. A pesar de esto, la película brinda una sensación de dicha al finalizar, similar a la que se experimenta al terminar de ver una película de Ozu. Una pastelería en Tokio" nos invita a sumergirnos en una historia sobre el descubrimiento personal, apoyada en percepciones sensoriales que despierta la comida. Es una experiencia que nos muestra un mundo que valora y aprecia otros aspectos, otras formas de abordar la vida y el presente.
martes, 19 de marzo de 2024
La ciénaga: los primeros golpes de Martel a la tradición por Anderson Zuluaga
Una foto de la fachada renovada hace unos años de la Cinemateca de Uruguay, la cual exhibe a los directores Federico Fellini, Alfred Hitchcock, Luis Buñuel y Lucrecia Martel como “santidades” |
El cine de Lucrecia
Martel no se ajusta a los estándares de la industria cinematográfica
convencional, ya que se distingue por sus posiciones estéticas y argumentales
que difieren del modelo narrativo dominante. Es una cineasta que ha
reflexionado profundamente sobre el cine y sus elementos, especialmente el
sonido, pieza fundamental en su filmografía. En "La ciénaga", el
paisaje sonoro adquiere una importancia primordial; se nos sumerge en diversos
ambientes, desde el bullicio de la ciudad hasta los sonidos tropicales de la
lluvia y la naturaleza. Esta capa sonora no solo complementa la imagen, sino
que también crea una experiencia sensorial inmersiva que trasciende la pantalla
y envuelve al espectador en la narrativa, generando realidades emocionales más
que realidades físicas.
Martel desafía la
estructura convencional de tres actos y el desarrollo típico de los personajes
presentes en el “cine comercial”. En "La ciénaga", los personajes no
siguen un arco histórico definido; permanecen estáticos en el presente, sin
transformaciones significativas a lo largo de la trama. La cineasta rompe con
la tradicional presentación de los personajes, dejando al espectador
desconcertado sobre quiénes son y cuál es su relación hasta avanzada la
película. La falta de claridad en los objetivos de los personajes, a excepción
del plan de Tali (una de las protagonistas) de comprar útiles escolares en
Bolivia, refleja la apatía y la falta de dirección en sus vidas, ahogando el
único destello de entusiasmo que se vislumbra en la historia.
"La ciénaga"
aborda temas como la decadencia de la sociedad media-alta y la clase
media-baja, criticando sus vicios y costumbres que conducen a la violencia, el
alcoholismo y la inactividad. Martel explora las relaciones de poder entre
miembros de estas familias y sus empleados, utilizando imágenes recurrentes de
la muerte como preludio de un evento futuro. La película se presenta de manera
pausada y enigmática, desafiando las expectativas de los espectadores
acostumbrados al exceso visual y la acción constante. Es una propuesta
cinematográfica exigente que invita a una lectura profunda entre líneas y a
experimentar un tipo de cine alejado de las convenciones y los efectismos
prácticos.
Cabra marcado para morrer: el acto compartido de la creación audiovisual por Anderson Zuluoga
André Bazin se refería al neorrealismo italiano como "documentales reconstruidos". Las recreaciones de resistencia y liberación fu...
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